Comer carne de pasto

Comer carne de pasto, más que comer carne

 

Comer carne puede ser mucho más que el acto de alimentarte.

Si eres de las personas que también le gusta disfrutar de los sabores, aromas y terneza, esos que te hacen situarte en la cocina de los mejores momentos familiares, además de valorar la calidad nutricional de la carne de pasto, tienes que saber que puedes ir todavía un paso más allá en cuanto a las características de esa carne que comes:

  • El saber de qué manera están criados nuestros animales, viviendo todo el año en libertad.
  • El saber que el 90% del año nuestros animales se alimentan de pasto directamente a diente, cosechado por ellos mismo del monte o pradera. El otro 10% le damos forraje (hierbas cosechadas en primavera-verano y conservadas para alguna parte del invierno).
  • El saber que las praderas y bosques donde se alimenta nuestro ganado son abonados por los propios animales, al mismo tiempo que permanecen en esas parcelas (de superficie, densidad animal y tiempo de ocupación calculados) aumentando el contenido de materia orgánica, lo cual mejora la retención de agua y nutrientes para las plantas.
  • El saber que con este manejo aumenta la variedad de tipos de plantas que hay en los prados y bosques, de las que se alimenta el ganado (sabes que no es sano para nadie estar comiendo siempre el mismo tipo de alimento, por mucho que guste). Variedad de plantas es sinónimo de variedad de nutrientes.
  • El saber que esos pequeños detalles están haciendo que micro y macro organismos (interacciones hongo-bacteria, micorrizas, lombrices, escarabajos, aves…) estén cada vez más presentes en los suelos de las parcelas que gestionamos con nuestros animales, aumentando y mejorarando la calidad de los suelos y en consecuencia de los pastos que crecen en ellos, que son el alimento de nuestras vacas.
  • El saber que proyectos de ganadería regenerativa están ayudando a fijar y atraer población en entornos rurales, a hacer que vivir de la ganadería y la agricultura sean trabajos dignos.
  • Saber que el manejo regenerativo con silvopastoreo en bosques, pinares… hacen mantener estos montes limpios de matorrales secos y densos, disminuyendo el riesgo de incendios al mismo tiempo que mejora la calidad del suelo, de árboles y arbustos que allí viven.
  • Saber que mediante esta gestión regenerativa del ganado, pastos y bosques hace aumentar la incorporación y fijación de carbono ambiental a carbono de larga vida en el suelo.
  • Saber que los animales con esta forma de manejo se convierten en auténticos gestores del paisaje rural.

La calidad de la carne que comes (densidad nutricional, sabor, aroma, terneza) es la interacción de la forma de cría de los animales junto con suelo, medio ambiente y las personas.

 

Al igual que te puede ocurrir con productos de diferentes marcas de ropa, calzado, deporte… (hay que tener cuidado con el greenwashing) donde te empiezas a fijar en la forma en que los consumes:

  • Dónde y como están fabricados (tipo de producción…)
  • Tipos de materiales  (reciclados, naturales…)
  • Dónde los compras (tiendas, cercanía…)

y vas más allá que el mero hecho de vestirte, la combinación de colores…

Algo similar está ocurriendo el mundo de la alimentación, donde es muy importante que conozcas cómo se produce la carne de vacuno que consumes, cómo se cría, cómo vive, de qué se alimenta, de dónde vienen esos alimentos y cómo llega hasta tu mano, ya que todo esto va a influir directamente en la calidad nutricional de ese alimento, el estado del entorno medio ambiental en que se ha criado y la vida en los entornos rurales.

Es por todo esto por lo que comer carne de pasto de ganadería regenerativa puede llegar a ser mucho más que solo comer carne, tanto para tu salud y la de los tuyos como para el entorno que te rodea.

¿Has probado la carne de pasto?